Dios no habría alcanzado nunca al gran público sin ayuda del diablo.
Jean Cocteau (1889-1963)
Escritor, pintor, coreógrafo francés.
Escritor, pintor, coreógrafo francés.
17 de junio de 2009
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Dios no habría alcanzado nunca al gran público sin ayuda del diablo.
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7 bendiciones:
Pues sí, ciertamente la popularidade de Dios deriva en mucho del miedo al diablo. Creo que a uno empiezan metiéndole miedo y luego diciéndole "Ah, pero también está Dios"
Nos preguntamos (de puros rebuscados y problemáticos que somos), ¿es tan así ahora?
¿La Iglesia sigue machacando con el tema del pecado, el castigo eterno y lo mal que la vamos a pasar con el diablo?
Será que nosotros no somos el típico caso del católico promedio (y tampoco nuestras compañías, gracias a Dios) pero nos parece que un poco ha cambiado eso.
Digamos que actualmente ni Dios ni el Diablo (el diablo-diablo, no el de los jueguitos de computadora) no tienen ninguna popularidad. Y ambos se lo deben a la falta de testimonio de los creyentes (repito: de ambos).
Mmmm, aún más discutible eso (siempre desde un punto de vista rebuscado y problemático).
Todo depende lo que entendamos por pularidad: si pasa por salir en la tele, Dios no es muy popular, pero el diablo...
Tal vez, lo impopular no sea Dios (o el diablo) sino sus respectivas religiones.
Decía un compañero de trabajo: "Déjenme de romper las pelotas con el cielo... yo quiero irme al infierno porque ahí están todas las chicas"
Tenía un buen argumento.
para mi el problema esta justamente en la desaparicion del diablo: para la Iglesia ya no existe practicamente, entonces Dios no tiene antagonista, sin antagonista no hay conflicto, sin conflicto no hay interes y chau historia, se cago la pelicula la gente se levanta indignada de la sala al grito de Devuelvanme la plata!!
¿Cómo que no hay antagonista? ¿Y nosotros? ¿Y Benedicto? ¿Y Tinelli? Antagonistas hay muchos, es más, son tantos que parece que Dios ya se resigno y se fue a dominar en un universo paralelo.
Y a los señores Especie le queremos recordar que también va a estar lleno de homosexuales (al menos es lo que dice la teoría) y, con la suerte que nos caracteriza, seguro a nosotros nos toca ese sector del averno.
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